Los Cuadernos

CUADERNO DE VIAJE ~ CUADERNO DE CAMPO ~ CUADERNO DE ARTISTA ~ DIARIO

Una de las herramientas y a la vez soportes fundamentales para la creación son los cuadernos (cuadernos de viaje, cuadernos de campo, cuadernos de artista y diarios)

Voy a contaros cómo los utilizo yo por si os queréis animar vosotr*s a crear alguno.
Un cuaderno es un espacio para experimentar y también para contar algo.  A veces se tienen cuadernos “pupurrí”, donde cabe de todo, pero me parece más interesante que los cuadernos sean temáticos para poder hacer y explorar variaciones sobre un tema.
Los primeros cuadernos que yo creé hace más de veinte años ya, fueron cuadernos de viaje. El primero que tengo es del año 95, que hice en el Camino de Santiago con 19 años.
Los cuadernos de viaje sirven para contarnos a nosotr*s mismos qué es lo que estamos viviendo. Quizá también para contárselo a los demás, pero eso siempre es secundario. El cuaderno pertenece al espacio de la intimidad.
Lo que me da a mí el cuaderno, frente a la foto es el tiempo para poder estar delante de algo o alguien, y que ese encuentro se decante en un dibujo.
En el mundo de hoy,  el sentido y el valor del tiempo están perdidos. Parase, dar espacio a la espera y a la escucha es casi imposible. El cuaderno permite ese tiempo.

 

Cuadernos de viaje

En un cuaderno de viaje se dibuja o se pinta, se escribe, se anotan direcciones, se pegan tarjetas y entradas, se va construyendo una narración de una experiencia. Un viaje se diferencia de hacer turismo, en que el viaje nos transforma, nos cambia.
Durante una época de mi vida viajé muchísimo y siempre acompañada de cuaderno y acuarelas. Hice cuadernos de Nueva York, Jerusalén, Grecia, Italia, India…

También viví durante un año en El Salvador y de los cuadernos que realicé allí nacieron dos libros. Uno se tituló TLALTICPAC TOQUITCHIN TIEZ , que en náhuatl significa “La tierra será como los hombres y las mujeres sean”. Es un recorrido por los proyectos de reconstrucción que la ONG Solidaridad Internacional hizo en ese país tras los terremotos que lo asolaron.  Ese libro, además, tiene un tesoro escondido, que es una pequeña historia que envió John Berger a uno de los niños que aparecen en el libro.
El otro libro que nació de ese año en centroamérica lo autoedité y se tituló Voladitos y chuncheretes y surgió de la necesidad de compartir las experiencias de ese año de vida en mesoamérica.

 

Cuadernos de viaje sin salir

Muchos de nosotros hemos vivido en los tiempos del confinamiento un viaje sin salir de nuestras casas y es que quien se quedó en casa el primer día no es la misma persona que salió.
Yo estos meses, cuando saco un pequeño rato, estoy pintando, en un cuaderno que llamo Diario de Maravillas. Me sirve para poner la atención en la maravilla de la vida que se muestra cada día.  A veces son pequeños acontecimientos: una castaña que ha germinado, un helecho que nace de la tierra en forma de interrogante, el dibujo de una tela de araña, la palma de la mano de mi hija.
Poner la atención en esos sucesos hace que lo ordinario recupere su capacidad de admirarnos.  A mí me reconcilia con lo real. Me saca de mi pequeñez y me enfrenta a la maravilla del Universo. En realidad, como dijo Javier Sáez Castán, ¿qué hay más alucinante que una mosca? A no ser que nos paremos a admirarla, ignoraremos la maravilla que aparece sí o sí a nuestro alrededor.